Artículo de opinión de Cristina Monge @tinamonge publicado el 17 de agosto de 2024 en El Territorio (enlace).
La paradoja de la débil gobernanza climática
La peculiar gobernanza climaÌtica que se ha ido configurando en las uÌltimas deÌcadas —habitualmente calificada como de extrema complejidad y debilidad al estar basada en buena medida en acuerdos voluntarios— puede aportar dosis de resiliencia en un contexto donde los populismos de ultraderecha, las guerras y la recuperacioÌn del protagonismo de la geopoliÌtica amenazan no ya su avance, sino su propia existencia.
Si lo miramos a nivel global, al Acuerdo de PariÌs —complementado con las decisiones del resto de cumbres de las partes— se suman los planteamientos de futuro que cada Estado o grupo de Estados estaÌ haciendo. Ante la imposibilidad de planificar de forma conjunta, la UnioÌn Europea, Estados Unidos, China, JapoÌn, Corea del Sur y, recientemente, AmeÌrica Latina han plasmado estas poliÌticas con grandes inversiones aparejadas en forma de Pacto Verde, plan de infraestructuras de China, Inflation Reduction Act de Estados Unidos, etcétera.
El Pacto Verde Europeo, anunciado por la presidenta de la ComisioÌn Europea Ursula Von der Leyen en la COP de Madrid en 2019, establece el objetivo de neutralidad climaÌtica para 2050 mediante estrategias de adaptacioÌn, un plan industrial, un modelo alimentario —”De la granja a la mesa”—, de economiÌa circular, una liÌnea de 90.000 millones para la transicioÌn justa, una estrategia de biodiversidad, de energiÌa limpia, asequible y segura, un plan para las sustancias quiÌmicas y una estrategia forestal. Todo esto ha generado ya un nivel de inversioÌn empresarial que ha alcanzado el punto criÌtico suficiente como para no poder volver atraÌs, lo que puede dificultar el progreso de posturas negacionistas o retardistas fortalecidas en las uÌltimas elecciones europeas.
Un camino similar ha seguido Corea del Sur. Tras presentar en 2020 a la CMNUCC sus contribuciones determinadas a nivel nacional y su estrategia de carbono neutral en 2050, en 2021 el paiÌs decidioÌ invertir alrededor de 144.000 millones de doÌlares en la creacioÌn de 1.901.000 de puestos de trabajo relacionados con la economiÌa verde y digital para 2025. Mediante la identificacioÌn de diez proyectos clave, que incluyen desde la movilidad verde hasta la atencioÌn meÌdica inteligente, da especial protagonismo a las energiÌas renovables, la infraestructura verde y la adecuacioÌn de la industria a los paraÌmetros de sostenibilidad
MencioÌn aparte merece el tema de China, responsable de aproximadamente el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero y altamente vulnerable a la crisis climaÌtica. El Gobierno chino no es ajeno a esta realidad y ha visto en la transicioÌn ecoloÌgica una oportunidad de desarrollo econoÌmico y liderazgo internacional, si bien su realidad sigue siendo contradictoria. Pese a que invirtioÌ 164.000 millones de doÌlares en nuevos parques solares y 109.000 millones en nuevos parques eoÌlicos —el 55% de la inversioÌn mundial en renovables—, sus emisiones han seguido incrementando en los uÌltimos años como consecuencia del papel central que el carboÌn sigue jugando en su modelo energeÌtico.
Especial significado tiene tambieÌn la Carta Medioambiental Iberoamericana, uno de los resultados de la XVIII Cumbre Iberoamericana celebrada en marzo de 2023, donde se afirma tajante la voluntad, desde las realidades plurales de cada paiÌs, de proteger el medio ambiente como parte integral del desarrollo.
A todo esto hay que sumar las redes empresariales, financieras, de centros de generacioÌn de conocimiento y de sociedad civil que forman parte imprescindible de la gobernanza climaÌtica.
En una situacioÌn como la actual, compleja, contradictoria e imperfecta, quizaÌs esta tupida malla de acuerdos pueda mostrar mayor resiliencia ante las tentaciones de paralizar o retroceder el ritmo de la transicioÌn ecoloÌgica.