Artículo de opinión de Mikel Mancisidor @MMancisidor1970 el 02 de enero de 2022 en Deia (enlace)
El día que la Casa del Cordón fue el centro de Europa
Nunca un lugar de nuestra geografía fue antes ni sería después capital de Europa; hace pensar sobre nuestra internacionalización
ESTE mes Vitoria-Gasteiz celebrará los 500 años de un momento único en su historia: esas semanas en que fue capital de Europa, capital de occidente y capital de toda la cristiandad.
El año 21 de aquel siglo sí que había sido convulso, bastante más que nuestro 21. En Gipuzkoa se había vivido un conflicto entre las villas capitaneadas por Donostia y las lideradas por Hernani que estuvo a punto de convertirse en guerra abierta. La labor mediadora de un bermeano, Fortún García de Ercilla, en las navidades previas, propició el acercamiento y el acuerdo que se fraguó durante los meses siguientes. En esas negociaciones sabemos que tomó parte junto a Ercilla otro gigante de nuestra historia, un hombre de Loiola que aún usaba su nombre de cuna, Iñigo, antes de elegir otro que sonara más sencillo en el mundo: Ignacio.
De pronto Vitoria era la ciudad a la que todo el mundo quería llegar a presentar sus respetos, plantear sus demandas y a deslizar sus intereses y ambiciones antes de que el nuevo Papa iniciara su periplo para recoger su anillo. Desde Vitoria preparó Adriano el fin de sus tareas como regente y el inicio de su viaje a Roma. Es sabido que quiso salir sin mucho ruido, no fue un Papa pomposo, y que tuvo mucho cuidado de no esperar a Carlos para demostrar que no quería ser visto en adelante como el Papa al servicio de ningún poder terrenal. Lo consiguió razonablemente, para los estándares de la época y de los difíciles años que le tocaron.
Pero no es este un artículo sobre el Papa Adriano, sino sobre los 500 años de ese momento en que nuestra Vitoria-Gasteiz y su Casa del Cordón fueron la capital de Europa, la capital de occidente, la capital de la cristiandad. Nunca un lugar de nuestra geografía lo fue antes ni lo sería después. Por eso podría resultar interesante no dejar escapar la fecha redonda para pensar desde la Casa del Cordón en nuestra historia, pero también en nuestra internacionalización de entonces, de hoy y de mañana. Especialmente cuando a los pocos meses llegaría a puerto un hombre de Getaria que hubo por vez primera unido en un mismo punto los dos extremos de otro cordón, el más largo posible, el terráqueo.