– La insensibilidad ante la crueldad como indicador. Les hablé hace unas semanas de la necesaria prevención ante las ideologías que nos invitan a la insensibilidad ante sufrimiento ajeno. Esta indiferencia moral debería ser nuestro medidor ético primero y servirnos como criterio político básico. La crueldad no está sólo en los grandes males de la historia, sino muchas veces se esconde en los detalles menores a nuestro alcance, que debemos aprender a identificar y rechazar.

La semana que viene, si usted y el periódico me aguantan, les propondré otras dos o tres cuestiones que quizá puedan igualmente ser leídas como lecciones de un año. l