Es el momento de un necesario diálogo racional entre los Estados frente a una geopolítica mundial sumida en el caos y que sigue marcada por el recurso de la guerra, por el uso desmedido y brutal de la fuerza y no de la racionalidad, pero las diferentes varas de medir ante las brutales vulneraciones de derechos humanos y el incumplimiento impune de las normas internacionales así como la tendencia geopolítica global hacia el conflicto bélico conducen al pesimismo y a la debilidad y a la desconfianza en las instituciones. Resulta necesario e imprescindible tratar de revitalizar el multilateralismo. Y también hay que seccy reforzar el espíritu, impulso y vitalidad de un renovado consenso mundial en torno a la defensa de los Derechos Humanos.